lunes, 19 de octubre de 2009

El ermitaño

Y allí está, esperándose, esperándome.

Tan pronto se adentra en la cueva, tan pronto sale a la cima de la montaña.
Sólo mira, sólo oye, sólo respira. No observa, no escucha, no siente.
Ninguna regla que obstruya, ninguna necesidad que apremie.

Hunde con su inspiración los nutrientes del presente y libera con su expiración los fantasmas del pasado.
Congela las pretensiones del tiempo y vence los anhelos terrenales.
Trasciende pensamientos limitantes y amenaza profundidades esquivas.

Y allí está, esperándose, esperándome.

Muestra su dragón sin fuego, sus alas sin plumas, su árbol sin ramas; muestra su vacío, su nada.
Muestra su necesidad de todos y de nadie.
Se muestra, se esconde. Tortuga sin invierno. Tigre sin mundo.

Y allí está, el ermitaño.
Esperándose, esperándome, esperándote.

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