jueves, 8 de octubre de 2009

Sin reflejos

Busco el cristal en medio de la bruma.

Sólo la persistente tensión de saberme lejos del claro.
Nada llena el vacío de tus horas ni el abismo de tu ira.
Nadie sublima el gélido agujero, nacido absorto de soledad y noche.

La corta respiración ansía bocanadas de aire fresco, libre e indolente.
El andar ruega por ritmos sincopados y risas con swing.
Auroras esclavas y agazapados ocasos limitan las horas penitentes.

Mientras las aves emigrantes llevan sus alas repletas de sueños, la ciénaga sedienta desea más víctimas, la savia fluye en raíces dispuestas y la rutina reina en ciclos impávidos, intento divisar el faro.
La marea sube y baja, las olas se esfuman pero siempre vuelven.

Como en la naturaleza del alacrán está el lastimar, en la del hombre también está el sobreponerse.

Si alguien ve un cristal sin reflejos, ese es el mío; le falta su luz.

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