jueves, 24 de julio de 2008

Como alfil en tablero de damas apagadas…(Serie Glaciares)

Cruzo la frontera con el entrecejo sosegado y las ansias bajo siete llaves.
Sólo arrullo de inflorescencias, agitadas por el paso de un soplo inocuo.
Somatizo el haber bebido las alturas más empinadas, se me olvida el pasado, se me escurre el futuro, solo presente.

Sinuosa manera de amanecer, tímido palpitar de aromas embestidos.

Cruzo el límite ante la desvergonzada mirada de las pálidas artemisas, que cómplices del desmesurado glaciar, favorecen rumores de historias alpinas.
La soledad ahoga y libera, es hogar de voces con raíces añejas y entrañables.
La empinada ladera oeste ensalza los prolíficos castaños emigrados.

Cruzo la línea del absorto “tramonto”, mientras caen los húmedos recuerdos y anhelos anquilosados y nace la aurora de un devenir sin vuelo.
Suelos seculares, sabios de batallas inverosímiles y juglares de estirpe, sostienen sueños tan almibarados como imposibles.

Cruzo el océano, como un alfil en tablero de damas apagadas, pero cruzo, ya que

”…la sangre nunca es agua…”

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