lunes, 26 de octubre de 2009

Nueva orilla

Luego de navegar por océanos ajenos y ser arrastrado por antojadizas tempestades, la marea me llevó a la playa.
Vientos sin apuro provocaron en la retina claroscuros sin futuro.
Anclas de sirenas, silencios, vuelos, humores.
Arena ya pisada ofrece un trayecto por hallar, un sendero hacia el claro, un puente hacia la aldea de congéneres.
La nueva orilla es un ave fénix de plumas por crecer, con desafíos adolescentes sin escudos ni armaduras, con postura de zaguán y frescura de corazón abierto.
Las olas sonríen cómplices, las dunas no son obstáculos y los cangrejos no son ejemplo.
"Se convertirán en estatuas de sal quienes miren para atrás", dice un escrito en el faro.
Acaso el reloj fue aliado de las horas perdidas? Acaso el tiempo estuvo a favor de la erosión?
Un puente sin huellas lo niega mientras aves sin reja anuncian: llegó nuestro nuevo cuarto de hora.
La soledad fecunda ha parido. Desde la oscuridad de un vientre turbio, al brillo del alba dormida.
Se posarán las sabias golondrinas en el frío nido del ser.
Asomarán los brotes tardíos en esta escuálida primavera.
Pintará el gris a la materia, la soledad al sueño y el arcoiris al cristal.

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