martes, 4 de noviembre de 2008

RAÍCES, ALAS y CAMINO.

De un contacto etéreo o subterráneo, por un plan o al azar, nos expandemos.
Aviesas moléculas íntimas nos animan a ser.
Sin testigos dictadores ganamos espacio hacia resplandores misteriosos.
El descubrir es obsesión y el emerger un don deseado.
Capilares y hematíes se afirman, e inflaman ansias de destino.
A sabiendas sabia savia da vìa a los influjos, carcome los instintos.
Guía y corteza se funden y conducen los sueños hacia púberes inflorescencias.
Curiosa calma impera en los oasis del devenir abúlico. Sólo provoca conciencia.
Abrir y cerrar, aceptar y negar, perder y ganar, permanecer y volar, reprimir y brotar...
La aurora siembra, da y da, antes que el ocaso coseche, quite y quite.
Mientras el viento oscilante murmura, la naturaleza ama sin colores ni mezquindades.
En el mamar horizontes y alegrar las alas está el dócil corazón arbolado.
Celdas permeables alojan vivencias memoriosas de tierras y mares.
Danzas copiosas de emociones buscan los negadores cerrojos.
Raíces y alas, regazo y camino.
Desde la raíz para que nazcan alas, desde el arenero para el vuelo libre.